¿Conocía EEUU el ataque a Pearl Harbor?
El ataque a
Pearl Harbor perpetrado por la marina japonesa fue el detonante para llevar a
los EE.UU al conflicto bélico más grande de la historia. ¿Pero los tomó por
sorpresa? ¿Es posible que durante 11 días no se haya podido detectar el inmenso
despliegue de la marina japonesa? ¿Roosevelt provocó al Imperio del Japón con los
bloqueos comerciales? ¿Conocían la operación mucho tiempo antes? Todos estos
interrogantes se hicieron los investigadores durante muchos años.
La mayoría
de los historiadores rechazan esta teoría conspirativa por considerarla falaz
ya que no hay evidencias claras ni tajantes para afirmar que todo fue planeado
por EE.UU o al menos provocado. En aquello en lo que están de acuerdo, es la
quietud y falta de pericia por parte de los norteamericanos ante la amenaza
japonesa. Un ejemplo claro de esto fue
que el mismo día del ataque – 7 de diciembre – los cajones de munición seguían
guardados bajo llave que estaban en poder de los oficiales. Además se
subestimaba el poderío japonés, el que luego se evidenciaría, no solo con el
despliegue militar sino también con la tenacidad de sus combatientes. Sin
embargo existen indicios y pruebas que serán expuestas para creer en la conspiración.
Claro está que me limito a exponerlas sin hacer un juicio de valor sobre cada
una de ellas.
En efecto,
era de público conocimiento la negativa de la opinión pública norteamericana a
ingresar a un conflicto bélico que lo consideraban lejano. La mayoría de la
población –más del 90%- se manifestaba en contra de que EE.UU le declare la
guerra a Alemania. Hay que tener en cuenta que hasta 1943 el ejército
norteamericano no era superior en número al de Yugoslavia. Las tropas carecían
de preparación y profesionalismo y el armamento era deficiente. Recién en 1944
los EE.UU dispondrían de un número considerable de soldados y armamento, luego
de una impresionante escalada industrial en solo dos años. A esto se le sumaba
los intentos de persuasión por parte de Churchill para que EEUU ayude a Reino
Unido para abrir un segundo frente en el oeste. De esta manera Rusia iba a
tener un respiro en el frente oriental. El ejército ruso se estaba desgastando
mucho en la reconquista de los territorios perdidos.
En otro
orden de ideas, según las investigaciones, se cree que el presidente Roosevelt
y su alto mando tenían conocimiento de un posible ataque japonés y lo ocultaron
hasta último momento. De hecho, sostienen que los EE.UU hacía un año que
buscaba una excusa para entrar en guerra con el Imperio del Japón.
Por otra
parte la Marina japonesa, la más grande en su momento, tardó alrededor de 11
días en llegar a un punto en donde poder comenzar el ataque. Resulta extraño
que durante todo ese tiempo no se haya detectado semejante despliegue militar.
Solo dos horas antes se detectaron en el radar los aviones Japoneses que se
acercaban a Pearl Harbor, pero los confundieron con una gran bandada de pájaros
y no tomaron en serio la amenaza descubierta.
En lo referente a este punto, se sostiene que la inteligencia
norteamericana había logrado decodificar los códigos secretos japoneses por lo
que estaban al tanto de lo que iba a ocurrir. Sin embargo se ocultó esto en el
Alto Mando estadounidense.
Otra de los
indicios que pueden sustentar la conspiración fue el hecho de que durante el
ataque la flota más importante que estaba asentada en Pearl Harbor no se
encontraba en el lugar. Los portaaviones USS Lexington y USS Enterprise se
encontraban en misión de ferry de aviones F4U Corsair para la guarnición de
Midway y Wake respectivamente.
Por último
luego de una investigación efectuada en el Perú
desclasificando archivos secretos del Ministerio de Relaciones
Exteriores, se constató que el canciller peruano en Tokio en ese entonces,
Ricardo Rivera Scheiber, se enteró del ataque diez meses antes. Por medio de
Yusukisu Suganuma –intérprete del consulado peruano- y Furukido Yoshida –
profesor de literatura de la Universidad de Tokio, y trabajador en el
Ministerio de Guerra Japonés- se enteró de que el país estaba preparando un
ataque aeronaval. Se lo hizo saber al embajador norteamericano en la capital
japonesa, Josep Clark New, pero este lo minimizó, sosteniendo que le parecía
absurdo.
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